5 abr 2014

Tóxico gusto.

-Tú me dices adicta, de la forma en que nadie más lo hace.
¡Tú, si tú maldito, me llamaste adicta más de una vez! ¿Por qué? por sentirme mejor cuando no estoy en mi misma. Eres el culpable, me fomentas, me torturas. Me conquistaste por medio de mi adicción, sin embargo no te sientas orgulloso, ya me entregaba a los encantos de la desinhibición aún antes de ser parte de ti. Sin embargo no terminamos por culpa de "mi situación" a ti te gustaba verme entregada a mi tóxico gusto, no creías que fuera malo.
Decías que me veía tierna, sensual, serena.
No terminamos por eso,  yo te grite imbécil en la cara por llamarme adicta un día en la noche cuando te hice “el encargo” y no me lo trajiste.  Te aburrí, por eso terminamos.  Ha pasado una semana, 3 días y 12 horas, estoy en el sillón de donde te paraste enojado para salir y cerrar la puerta de un golpe sordo, pero no me importa.
Mis ojos llenos de lágrimas ensucian los brillantes papeles que envolvían mi candente droga, apagan el fuego,  pero al saborearlo lo vuelvo a prender Las últimas veces  sólo por ti me sometía a semejante tortura, ¡Sí! ya no es placentero como las primeras  veces, me trae consecuencias, y  el resentimiento me daña, aún más cuando observo las sobras de lo consumado. Sonó el timbre del departamento, sé que eres tú. Escondo la evidencia, mientras me deleitaba había tomado una decisión, te diré que no, no volveremos, estoy bien así,  estoy segura.

Abrí la puerta y vi tu cara llena de gloria, siempre supiste que habías ganado. Yo no lo había descubierto, hasta  que mi mirada se topó con tus manos. "Son para ti" dijiste y tus ojos centellaron. ¡Desgraciado! tomé la caja entre mis manos, la abrí y el olor del cacao invadió la habitación. Me tiré a tus brazos y tuvimos la mejor reconciliación.
Ahora comparto mi adicción contigo, aunque ya te dije que será la última vez.
Desde hoy dejo el chocolate.

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